Foto:El dúo Gonzalez-Machado: la patética carta de USA y la UE, pero no del pueblo venezolano.
Un tema, más que otros, pone de relieve el triste estado de la información en las llamadas “democracias” europeas, la Venezuela Bolivariana. Se habla de ella despreciando todos los principios éticos más básicos del periodismo. Otra manifestación más de esta manipulación se produjo con la visita a Italia de una delegación de opositores encabezada por el nuevo autoproclamado presidente de Venezuela, Edmundo González Urrutia, recientemente galardonado con el Premio Sájarov a la libertad de expresión otorgato por el Parlamento Europeo, junto con la golpista María Corina Machado.
Tras ser recibido con bombos y platillos por la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que lidera un partido heredero del pasado fascismo al frente de una coalición de extrema derecha, Urrutia fue aclamado por los diputados que deberían representar a la oposición al gobierno. Junto a él estaban otros dos representantes del movimiento golpista venezolano, Antonio Ledezma y la exdiputada Mariela Magallanes.
La hegemonía que la derecha venezolana ha impuesto sobre la opinión pública italiana se debe a la entrada frenética de esta última en los medios y las instituciones. Evidentemente, incluso antes hay que considerar el peso económico de algunos empresarios que han hecho fortuna en Venezuela y que han regresado para arraigarse en sus territorios de origen, de los cuales utilizan el dinero para desestabilizar el socialismo bolivariano, considerado la causa de la pérdida de sus ganancias y privilegios. Y, obviamente, se tiene que tomar en cuenta la importancia, por la “centro-izquierda” italiana de los votos provenientes de esos grupos de poder italo-venezolanos.
Además, el activismo de Leopoldo López Gil -padre del líder homónimo de Voluntad Popular, siempre al frente de la planificación golpista venezolana- también dejó profundas huellas en el Parlamento Europeo, donde se desempeño como diputado del Partido Popular Europeo: el mismo del que forma parte el canciller italiano, Antonio Tajani, el primero en felicitar a los opositores por el premio Sájarov otorgado a Urrutia y Machado.
Esta última está multiplicando las conferencias en línea, con el Senado y el Parlamento italianos para pedir nuevas intervenciones contra su país. Y uno de los puntos debatidos en el encuentro entre la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y la presidenta del Parlamento europeo, la maltesa Roberta Metsola (otra auténtica anticomunista), se refería a “la transición en Venezuela”.
Un tema también presente en la declaración final del G7, en Apulia, y que también va ser debatido en la cumbre de la Ue en Budapest, el 7 de noviembre. En definitiva, Venezuela vuelve a estar bajo el ataque de la Unión Europea y del gobierno italiano que, para cumplir con los compromisos adquiridos en el seno de la OTAN, ha decidido transferir 4.600 mil millones de euros de fondos públicos destinados a la economía civil a los de la industria militar. Es lógico que vea como humo y espejos la diplomacia de paz con justicia social que Maduro está llevando a cabo en Venezuela.
Así, basta tomar uno de los artículos publicados con motivo de la visita de la delegación de la oposición a Roma para constatar la ausencia de cualquier respeto por los principios básicos del periodismo. En primer lugar, porque personas acusadas en su patria de delitos por los que en Italia todavía estarían en prisión, aparecen con calificaciones caducadas desde hace años: Antonio Ledezma, definido como “alcalde de Caracas”, mientras que la alcaldesa de la capital es Carmen Méléndez; Mariela Magallanes, exdiputada, presentada como “actual diputada”; y Edmundo González Urrutia, denominado “presidente electo”, pese a los resultados obtenidos en las últimas elecciones presidenciales del 28 de julio, cuando perdió por un amplio margen frente al actual y legítimo presidente, Nicolás Maduro, confirmado por las urnas por un tercer mandato.
Incluso si quisiéramos expresar toda la oposición posible a la democracia venezolana y sus instituciones, hubiera sido una buena práctica periodistica informar de la existencia de estas instituciones, elegidas por el pueblo y funcionando en el mundo real, no en el virtual avalado por tos estos articulistas. En cambio, cualquier declaración de la oposición venezolana, osea cualquier decisión derivada de los sectores más extremistas del imperialismo norteamericano, se toma como un axioma.
Y así, sin temor a quedar en ridículo, se afirma que algunos diputados de origen italiano han “desaparecido” en Venezuela. En cambio, como se desprende de las declaraciones difundidas por esos mismos familiares que traen estas acusaciones a Italia (https://correodelcaroni.com/pais-politico/hija-de-americo-de-grazia-solicita-al-senado-italiano – intervenir-para-que-el-dirigente-sea-liberado/), el 17 de septiembre, la hija de Américo De Grazia, detenido en el contexto de la violencia postelectoral del 28 de julio, María Rosa De Grazia, se dirigió al Senado Italiano, a través de la Comisión de Derechos Humanos, para que el embajador de Italia en Venezuela fuera a visitar a su padre al centro penitenciario El Helicoide, ubicado en Caracas, y donde se encuentra detenido junto a otros acusados de esa violencia. ¿De qué desaparición estamos hablando entonces?
El caso es que, conociendo desde dentro el cortocircuito existente en la izquierda italiana, cada vez más acelerado tras la caída de la Unión Soviética, Magallanes y sus asociados tienen buen juego al presentar a una figura como Machado como progresista e incluso feminista, a pesar que ella se declare abiertamente admiradora de Donald Trump y Javier Milei, y que sea una de los fundadores de la Carta de Madrid.
Un documento que, en 2020, sancionó el nacimiento de la internacional de las extremas derechas en una convención inspirada en la hecha a medida para Trump por Steve Bannon. Un encuentro, organizado por el partido de extrema derecha español, Vox, del que recordamos la intervención a gritos de la actual primera ministra italiana con su estribillo: “Soy Giorgia, soy madre, soy cristiana, soy italiana”.
El grito de Meloni, ridiculizado en las redes sociales también por la evidente contradicción que entrañaba -la “cristiana” tiene una hija pero no está casada, y posteriormente se separó de su pareja, tras la difusión de vídeos semipornograficos en los que él era protagonista-, sin embargo, se volvió viral y terminó influyendo en positivo en su campaña electoral.
La inversión de símbolos y el uso de la comunicación para enmascarar la verdadera naturaleza del “postfascismo”, su hipocresía y la inconsistencia real de los beneficios que promete devolver a las mujeres a la condición de Antonieta en la película “Un día muy particular”, es esencial para confundir los cerebros ya balcanizados de los italianos, y de algunas mujeres en particular.
La feminización de la política, resultado del desarrollo de las sociedades occidentales y de las luchas por la emancipación llevadas a cabo por el socialismo y la izquierda, está ahora asolada por la derecha y la extrema derecha en Europa. No en vano observamos un aumento del voto femenino por la nueva derecha. En las elecciones italianas de septiembre de 2022, Fratelli d’Italia obtuvo el 24,2% del voto femenino y fue el partido preferido por las mujeres, especialmente entre las de los sectores populares.
La extrema derecha ha sabido presentarse como “antisistema”, e incluso como defensora de los sectores marginados, en el vacío de esa “centro-izquierda” que ha dejado completamente desprotegida la defensa de los derechos básicos, en nombre de la lucha contra los “dos totalitarismos” (nazismo y comunismo). Y así, esos diputados italianos que enviarían a prisión a cualquiera que escape, aunque sólo sea hipotéticamente, de la democracia burguesa, defienden con la espada desenvainada a personas acusadas de golpismo en Venezuela. Y los presentan como defensores de los derechos humanos.
Esos mismos cantores de las víctimas merecedoras -comenzando por el régimen sionista genocida- guardan silencio sobre el derecho a la justicia de las víctimas del golpe en Venezuela y de sus familias. Durante la violencia fascista postelectoral, a una militante del barrio, chavista, le arrancaron el corazón con un punzón y su cuerpo fue atravesado por un gran número de puñaladas. Los diputados italiano de “centro-izquierda”, sin embargo, expresaron “cercanía a las luchas por la libertad y la democracia” de Machado y sus compinches. La libertad del “vampiro” Ledezma (como bautizó el pueblo al ex alcalde de Caracas), de vivir con lujo en Europa, después de haber chupado la sangre de sus conciudadanos.