En los últimos días, el gobierno anunció la intención de realizar cambios profundos en el INTA, que incluyen despidos masivos, recortes y ajustes presupuestarios y el remate de más de 20.000 hectáreas (ha).
La presidencia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), presentó una “Propuesta para el análisis y decisión del Consejo Directivo en el corto plazo (Noviembre-Diciembre 2024)”. En este plan de acción, se detallan los grandes trazos de la política de gestión para esta institución, en sintonía perfecta con la política de recortes y de destrucción de lo público que lleva adelante del gobierno de Milei. El flamante presidente del INTA, Nicolás Bronzovich, que venía desempeñándose como Director de Agricultura de la Nación, y es socio de APRESSID, llegó con la motosierra a ese organismo. Su proyecto propone trabajar en varias líneas, entre ellas: reducción de personal y ajustes administrativos, gestión de tierras y activos, y ajuste presupuestario.
La reducción de personal a la que aspira el ejecutivo, implicará la pérdida de cerca de 1.500 puestos de trabajo, cifra que se construye en gran parte con retiros voluntarios ya realizados (301), trabajadores/as con 65 años cumplidos que deberán jubilarse, y revisión de becarios (reducción de aproximadamente 330), entre otros ajustes. Esta reducción es muy importante si consideramos que la planta actual del INTA es de 6.466 trabajadores de los/las cuales 849, pertenecen a la planta transitoria. Además del terrible impacto que tienen sobre la vida de las y los trabajadores, estos despidos ponen en serio riesgo las valiosas tareas que realiza este organismo para el desarrollo rural y la soberanía alimentaria.
Por otro lado, el proyecto tiene la decisión de vender en “subasta pública” o “concesionar” por una campaña agrícola para posteriormente vender, las tierras que son propiedad del INTA y que han sido declaradas como superficies a “disponibilizar”. Se trata de 26.949 ha, que hoy pertenecen a 23 Centros Regionales y Experimentales, distribuidos en todo el territorio nacional, en los que se realizan una enorme cantidad de trabajos de producción, investigación, desarrollo y extensión. Esa privatización, significa una reducción del 87% de la superficie de tierra que tienen en la actualidad esos campos experimentales. Quedarán en “reserva INTA” solo 3.988 ha.
La venta o concesión de esas tierras, será una tremenda pérdida de patrimonio del estado, una pérdida irreversible. También, atentará contra todas las actividades que hoy realiza en INTA y significará un brutal avance del extractivismo en nuestro país. Porque: ¿podemos imaginar que con la privatización, las 1.980 ha de Balcarce, o las 2.330 ha de El Bolsón, o las 2.000 ha de Misiones, pueden terminar destinadas a otra cosa que “agriculturización”, “negocio inmobiliario” o “forestación”? La respuesta es NO. En conclusión: se proyecta otro nuevo y enorme negocio para unos pocos, sacrificando el patrimonio de todos y todas, e hipotecando nuestro futuro.
La destrucción de miles de puestos de trabajo y la extrema mercantilización de la tierra (a la que consideramos uno de nuestros bienes comunes), de este proyecto, no puede sorprendernos. Es coherente con el feroz recorte realizado en otras instituciones del estado como las de la salud y la educación públicas, y con el vaciamiento de lo que fue la Secretaría de la Producción Familiar. ¿Podía el INTA ser la excepción, y salvarse de la motosierra? Con Milei nadie se salva. En el INTA solo faltaba el presidente que llevara adelante el plan a fondo. Parece que Bronzovich vino para eso.
Pero, como sucede frente a cada ataque que sufren las instituciones públicas en nuestro país, hoy muchas voces se alzan y muchos cuerpos se movilizan, contra la destrucción del INTA. Un grupo de ex presidentes/as del INTA ha presentado una nota ante el Consejo Directivo de ese organismo nacional, solicitando a los consejeros y las consejeras de INTA, “que sean los defensores de las gestas del conocimiento que el INTA realizó. Y, sobre todo, de las que realizará” y que “no permitan este atropello denigrante y mercantil para con una de las instituciones de ciencia y técnica más prestigiadas de América Latina y del mundo”.
Por su parte, las y los trabajadores del INTA han anunciado que realizarán el 28 de noviembre, una actividad en la ciudad de Buenos Aires, “contra el recorte, la privatización y los despidos masivos en el INTA”; con la consigna “EL INTA ESTA EN PELIGRO”.
Habrá que empezar a sentir que cuando se atenta a alguna parte del estado y de lo público, se está atentando contra cada uno/una de nosotras y nosotros. Mientras eso no ocurra, la motosierra seguirá de fiesta, y nuestro pueblo seguirá viendo como continúan deteriorándose sus condiciones de vida.